rosóticos—anteriormente una startup con sede en Mesa, Arizona, dedicada a la fabricación y venta de impresoras 3D metálicas de gran formato— ha anunciado una importante reestructuración que implica no sólo un cambio de ubicación sino también una salida al mercado. La startup, que desarrolla tecnología de fabricación aditiva de metales (AM) basada en inducción, está en transición para convertirse en una empresa de infraestructura espacial de pleno derecho con sede en Cabo Cañaveral, Florida. la empresa última plataforma halo ya no estará disponible para la venta comercial. En cambio, el sistema se reservará exclusivamente para la producción interna, alineándose con las ambiciones más amplias de Rosotics de crear una infraestructura orbital autónoma en el punto Lagrange L5 Tierra-Luna.
La decisión subraya un cambio radical de enfoque para Rosotics, como lo describió el fundador y director ejecutivo Christian LaRosa en una entrevista con 3DPrint.com: “Determinamos que la forma de financiar nuestras ambiciones a largo plazo no period necesariamente vendiendo los sistemas; fue en el uso del sistema. Muchos de los grandes nombres de la impresión 3D, como Relativity Area, adoptaron la fabricación aditiva y la aplicaron a sus objetivos únicos. Para nosotros, se trata de utilizar esta plataforma para impulsar nuestra misión”.
AM como servicio: un pivote estratégico
Desde su fundación en 2019, Rosotics ha operado con la misión de abordar los desafíos de escalabilidad en la impresión 3D de metallic. El logro distintivo de la compañía, la plataforma Halo, aprovecha el calentamiento por inducción para superar las limitaciones de los sistemas basados en láser. Comercializado inicialmente para industrias como la aeroespacial, naval y de defensa, Halo fue descrito como un «supercreador» capaz de fabricar estructuras de hasta seis metros de diámetro. Sin embargo, pronto la empresa descubrió su máximo potencial no en vender sistemas sino en aprovecharlos internamente.
Rosotics planea emplear sistemas Halo para producir vehículos de transferencia orbital (OTV), que serán componentes clave de su estrategia para industrializar el espacio. La nave espacial, diseñada con cascos de aluminio impresos en 3D de masa optimizada, transportará vehículos autónomos más pequeños hasta el punto L5. Allí, estos vehículos ensamblarán infraestructuras a gran escala mediante un proceso avanzado que implica soldadura en frío, un método especialmente adaptado al vacío del espacio.
El cambio hacia la fabricación aditiva como servicio es uno que hemos visto perseguir a muchas empresas emergentes, en gran parte porque lograr piezas adecuadas requiere experiencia detrás del proceso de impresión 3D que se utiliza. Por ejemplo, tanto Holo como 3DEO utilizaron sus conocimientos de sus tecnologías patentadas para producir piezas para otros.
El mismo razonamiento tiene casi más sentido para Rosotics, dado el tamaño y la naturaleza especial de la técnica de fabricación de metales por inducción. Debido a que empresas como VAST y Relativity Area han demostrado la capacidad de las nuevas empresas espaciales para asumir las tareas aparentemente gigantescas de construir cascos para naves espaciales, hay razones para creer que Rosotics puede seguir sus pasos.
Reubicación en Cabo Cañaveral
La decisión de trasladar las operaciones a Cabo Cañaveral señala esta misma trayectoria. La empresa pretende capitalizar la reserva de talento y las ventajas logísticas que ofrece la zona, posicionándose junto a algunos de los nombres más destacados de la exploración espacial. LaRosa confirmó que la medida ya está en marcha y que la compañía está construyendo una nueva instalación diseñada para la producción de naves espaciales y las operaciones de vuelos espaciales.
La visión de LaRosa incluye la creación de infraestructura que pueda soportar diversas actividades orbitales, desde depósitos de propulsores hasta generación de energía y procesamiento de materiales. El punto L5, una región de estabilidad gravitacional entre la Tierra y la Luna, es elementary para estos planes. Utilizando una trayectoria asistida por la Luna de baja energía, Rosotics tiene como objetivo establecer los elementos fundamentales de un ecosistema industrial espacial.
«La soldadura en frío es algo que creemos que es el eslabón perdido que ha impedido la arquitectura a gran escala de infraestructura pesada en órbita», explicó LaRosa. El proceso, que une metales sin calor aprovechando la ausencia de óxidos atmosféricos en el espacio, será utilizado por la nave espacial autónoma de Rosotics para construir enormes estructuras de aluminio comparables en tamaño a la Estación Espacial Internacional o más grandes.
Cambios de liderazgo y asociaciones estratégicas
Rosotics también está experimentando cambios internos para respaldar su estrategia reorientada. El cofundador y director de operaciones Austin Thurman dejó la empresa. Si bien LaRosa describió la salida como amistosa, señaló que la transición marca un nuevo capítulo para Rosotics. «Austin encontró que este period el punto correcto para seguir su propio camino profesional», dijo LaRosa. «Le deseamos lo mejor mientras avanzamos agresivamente hacia el vuelo».
A pesar de salir directamente del sector marítimo, Rosotics planea mantener una presencia indirecta otorgando licencias de su tecnología a socios en ese espacio. “No se trata de cerrar puertas; se trata de abrir otras que antes no habíamos podido”, afirmó LaRosa. «Al equipar a los socios adyacentes para que atiendan estos mercados bajo su propio nombre, podemos centrarnos más intensamente en el sector aeroespacial».
El modelo operativo eficiente de Rosotics ha sido clave para su progreso. Con sólo 2,6 millones de dólares de financiación, incluido el respaldo de Tim Draper y otros inversores notables, la empresa ha logrado importantes hitos tecnológicos. LaRosa atribuye esta eficiencia a sus orígenes en Mesa, Arizona, lejos de los centros más costosos de innovación aeroespacial.
Si bien la compañía tiene la intención de recaudar capital adicional, LaRosa enfatizó que los ingresos generados por la concesión de licencias de la tecnología Halo y los futuros servicios espaciales desempeñarán un papel essential para sostener sus ambiciones. «Esto no es algo que se podría haber hecho sólo con inversión», dijo. “Se necesita estabilidad financiera y de ingresos. Halo es la plataforma que, por poderes, financiará nuestros planes para industrializar el espacio”.
Pioneros en una nueva frontera
La hoja de ruta de Rosotics incluye el despliegue de naves espaciales integradas en un plazo de 12 a 18 meses, con un cronograma de dos a tres años para las operaciones orbitales. La visión de la empresa la posiciona como pionera en una industria en rápida evolución, aprovechando la fabricación aditiva no como un fin sino como un medio para redefinir lo que es posible en la exploración espacial y el desarrollo de infraestructura.
Rosotics siempre ha operado en la intersección de la fabricación aditiva y la ingeniería ambiciosa. La plataforma Halo, descrita por expertos de la industria como “el proceso de aditivos metálicos más avanzado y complejo jamás ideado”, ejemplifica este espíritu. Al adoptar su tecnología internamente y centrarse en el espacio, la empresa pretende unirse a las filas de entidades transformadoras como Relativity Area y SpaceX.
La convicción de LaRosa es clara: “Ahora nos definimos como una empresa espacial basada en el sello de la impresión 3D. Este es un punto de inflexión para nosotros y tenemos la intención de finalizar esta misión de manera agresiva en los próximos años”.
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